En la planta de Tata Steel en IJmuiden, en las afueras de Ámsterdam, se producen losas de acero de 40 por 4 pies a partir de acero fundido. Estos productos, aunque industriales, son altamente especializados, diseñados para satisfacer necesidades específicas como carcasas de baterías, piezas de automóviles que absorben el impacto y latas que conservan alimentos durante años.

Desafíos en la industria del acero

A pesar de su sofisticación, Tata Steel enfrenta los mismos retos que otros fabricantes. La producción mundial de acero está superando la demanda, con un exceso estimado en 721 millones de toneladas para 2027, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El dilema de reducir la producción

La solución más obvia sería reducir la producción, pero ningún país desea ser el primero en frenar la elaboración de un material considerado vital para su seguridad económica y nacional.

Impacto de la competencia global

El acero ha sido tradicionalmente un símbolo de poder económico. Su uso se extiende a edificaciones, vehículos y tecnología, así como a armamento. En la última década, la sobreproducción de acero barato en China ha alterado el panorama global. Las fábricas chinas, muchas de ellas apoyadas por el gobierno y menos reguladas en términos medioambientales, producen más acero y aluminio que el resto del mundo combinado. Con la desaceleración de su economía, han comenzado a exportar a precios muy bajos, lo que ha llevado a una disminución de precios y a una reducción de beneficios para otras naciones productoras.

Las consecuencias para Europa

Para combatir este problema, la Unión Europea ha impuesto penalizaciones comerciales para limitar la entrada de acero chino. Sin embargo, este material sigue inundando los mercados, lo que ha llevado a países como Corea del Sur y Japón a buscar nuevos compradores.

Retos adicionales para los fabricantes europeos

Aparte de los altos costos de energía y mano de obra, la industria europea del acero también enfrenta aranceles severos. En marzo, el expresidente Donald Trump instituyó aranceles del 50% sobre casi todas las importaciones de acero y aluminio, afectando particularmente a los productores europeos. En contraposición, el acero británico se benefició de una exención en el arancel del 25%, aunque las plantas en este país siguen enfrentándose a serias dificultades.

El futuro de la industria del acero en el Reino Unido

Este año, el gobierno británico intervino para rescatar el complejo de British Steel en Scunthorpe y previamente ayudó a Tata Steel con una subvención de 500 millones de libras para facilitar la transición a un horno eléctrico más ecológico.

Tata Steel en los Países Bajos: un faro de esperanza

A diferencia de sus homólogos, la planta de Tata Steel en IJmuiden está en una mejor posición. Este complejo, que ocupa un área equivalente a 1,100 campos de fútbol, es uno de los mayores empleadores industriales del país y la segunda planta más grande de Europa.

Producción sostenible y sus costos

La producción de acero a partir de hidrógeno verde y otros métodos ecológicos genera menos emisiones, pero su costo es entre un 30% y 60% superior al de la producción convencional. Tata ha declarado que el 12% de sus ventas están relacionadas con el mercado estadounidense y que gran parte del arancel del 25% se trasladó a sus clientes, incluyendo a grandes nombres como Ford y Caterpillar. Sin embargo, la empresa teme que con un arancel del 50%, su acero se vuelva excesivamente caro.

Reflexiones finales sobre la industria del acero

La industria del acero vive un momento de transformación y desafío. A medida que los precios se hunden y la competencia se intensifica, la necesidad de adoptar tecnologías más sostenibles se vuelve crítica. Las decisiones que se tomen hoy determinarán el futuro de este sector vital para la economía global.