Una reciente exploración en las profundidades subantárticas ha revelado un descubrimiento asombroso: un pez grenadier filmado con dos parásitos que se alimentan de él mientras sigue vivo. Esta impactante escena, capturada por el Schmidt Ocean Institute, ofrece una nueva mirada a las interacciones que ocurren en las oscuras y frías aguas del océano Atlántico Sur.
Un hallazgo sorprendente
La grabación fue realizada en la gélida zona alrededor de las Islas Sandwich del Sur, un archipiélago volcánico en el océano Atlántico. Durante una misión enfocada en la biodiversidad marina, los investigadores exploraron el lecho marino a una profundidad de 489 metros, donde documentaron un pez grenadier, conocido también como pez cola de rata (familia Macrouridae), portando dos parásitos en su cabeza.
Estos parásitos pertenecen a los copépodos de la especie Lophoura szidati, que se adhieren a su huésped mediante una simbiosis letal. Aunque son comunes en las especies de Macrourus en esta región, el conocimiento sobre ellos sigue siendo escaso. Las imágenes capturadas muestran a los copépodos organizados simétricamente, con largos sacos de huevos en la parte posterior. Según James Bernot, biólogo evolutivo, estos copépodos son mesoparásitos, lo que significa que están parcialmente integrados a su huésped.
Ciclo de vida gélido y una fijación prolongada
El ciclo de vida de los copépodos comienza como larvas que penetran la piel de su huésped para alimentarse. Durante este proceso, sufren una metamorfosis que les permite desarrollar fijaciones que los anclan firmemente. Las hembras se insertan en los tejidos musculares para extraer sangre y fluidos vitales, y son cuidadoras excepcionales, manteniendo sus huevos en sacos hasta que estos eclosionan.
Aunque la duración de vida de estos parásitos es incierta, pueden permanecer adheridos durante meses. Tras su muerte, fragmentos de su cabeza pueden permanecer incrustados en el huésped durante años. Este anclaje prolongado plantea interrogantes sobre el efecto a largo plazo que tienen estos parásitos sobre sus huéspedes.
Un ecosistema complejo y poco conocido
Los parásitos desempeñan un papel crucial en los ecosistemas marinos, afectando la dinámica de las poblaciones y la biodiversidad. La doctora Lauren Dykman señala que un ecosistema saludable presenta una mayor diversidad y abundancia de parásitos. Aunque a menudo son mal vistos, regulan las poblaciones de sus anfitriones y enriquecen la biodiversidad.
Las investigaciones realizadas durante la expedición #SouthSandwichIslands buscan documentar la diversidad biológica y examinar el fondo marino por posibles peligros geológicos. Los científicos también investigan cómo las corrientes y las características del lecho marino influyen en la distribución de especies. La interacción entre la Corriente Circumpolar Antártica y el Atlántico crea fronteras térmicas que moldean la biodiversidad y las adaptaciones de las especies. Esta exploración podría revelar fronteras biogeográficas clave para entender los ecosistemas polares.
Desafíos en la exploración de los abismos
La exploración de las profundidades oceánicas sigue siendo un desafío técnico y científico. Las condiciones extremas, como la intensa presión y la total oscuridad, complican el estudio de estos entornos. No obstante, albergan una variedad de formas de vida perfectamente adaptadas. La colaboración internacional y el uso de tecnologías avanzadas, como vehículos submarinos controlados a distancia, son esenciales para superar estos obstáculos.
A pesar de las dificultades, estas exploraciones brindan una valiosa perspectiva sobre la diversidad y la resiliencia de la vida marina. Revelan interacciones complejas y plantean preguntas sobre la evolución y adaptación de las especies en entornos hostiles. Las revelaciones obtenidas en los abismos podrían tener implicaciones significativas para nuestra comprensión de los ecosistemas marinos y su papel en el equilibrio ecológico global.
Los abismos subantárticos siguen cautivando a los científicos con su misterio y complejidad. Hallazgos recientes, como el del pez grenadier parasitado, resaltan la relevancia de estos entornos para la investigación científica. Con cada nueva expedición, nos acercamos más a desentrañar los secretos que guardan las profundidades del océano.



